El proyecto SplendorIA cuestiona si en nuestra búsqueda por crear tecnologías que trasciendan nuestra capacidad humana, no estaremos cayendo en una nueva idolatría. En este sentido, no solo la IA, sino el concepto mismo de “progreso”, quizá estén actuando como un espejo deformante. A la hora de convertir la tecnología en necesidad, incluso en sujeto de adoración y fanatismo ¿hay realmente un paso hacia la luz, o un salto al oscuro vacío? Borja Morgado fotografía enormes monolitos de piedra que, inevitablemente, nos trasladan a la película "2001: una Odisea del espacio". En ellas, enormes estructuras de carbonato cálcico imponen su presencia a través de una geometría precisa y una materialidad inquebrantable. Estos monolitos de piedra generan una abrumadora sensación arquitectónica. Cada una de las imágenes presenta construcciones mudas que adquieren un carácter monumental, evocando espacios de veneración y respeto. Estas reflexiones conducen a una serie de obras con una acusada verticalidad donde me centro en la arquitectura sagrada, la monumentalidad y la transición entre la luz y la oscuridad. Estas piezas asumen un papel similar al de las vidrieras en la arquitectura de culto. Estas vidrieras, comúnmente utilizadas para cubrir vanos y permitir la entrada de luz en espacios oscuros, funcionan aquí como un concepto más que como un objeto literal. En lugar de cristal, estas “vidrieras” pictóricas simbolizan la transición entre lo desconocido y lo revelado, actuando como un medio para llenar esos “vanos”, esos huecos y vacíos de conocimiento e iluminar las incógnitas del devenir humano. Por otro lado, desarrollo un conjunto también pictórico, de pequeño formato, en los que reinterpreto fragmentos florales de pinturas barrocas pintadas por mujeres que representan la escena de la anunciación de la tradición cristiana. Esas re interpretaciones incluyen efectos de deformaciones digitales, transformando el advenimiento clásico de Dios que conecta lo natural y lo divino, en una convergencia entre lo divino y lo tecnológico, lo natural y lo artificial. Es como si el nuevo dios tecnológico que anuncia su llegada, estuviera alterando la realidad tal como la conocemos.