Asumo mi práctica artística como una práctica deseante, donde el punto de partida siempre es la pulsión por comprender, expresar y/o transformar aquello que observo en el mundo contemporáneo. Esta observación atenta y poética de lo que me rodea constituye el núcleo de este proceso, y me sitúa en una especie de paradoja. Por un lado busco sin tregua, y esa búsqueda podría parecer un extravío, como si me adentrara en sendas demasiado estrechas que hacen perder de vista el conjunto. Sin embargo, en realidad es un estado de atención sostenida, una frontera entre la búsqueda y el hallazgo y donde mi cuerpo, mi mirada y mis gestos forman parte inseparable del fenómeno observado. En esa frontera existe una energía orientadora vital y artística que me permite explorar lo que puede ser. En este sentido, mi trabajo no se inscribe en la lógica del “saber de antemano”, sino en la del “atreverse a probar”, aceptando que lo posible es el campo de acción de mi praxis artística en el que me siento realmente cómoda y siempre en sintonía con las palabras de Albert Esteve de Quesada: “todo proyecto es deseo, necesidad y posibilidad” (2001, p.11).

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Esteve de Quesada, A. (2001). Creación y proyecto. El método en diseño y otras artes. Institució Alfons el Magnànim.